miércoles, 11 de enero de 2012

Reducir el entorno


A menudo comentamos sobre lo triste que es la vida de esas personas, juventud pero no sólo, que limitan su existencia al manejo de diferentes máquinas, móvil, televisión, play, mp4, pc,... y cuyas relaciones se circunscriben a las redes sociales a través de internet.
El entorno es importante, el instituto, la universidad, la cuadrilla, la familia, es decir, la vida real, el contacto físico, hablar gesticulando y mirando a los ojos de las personas con las que hablamos y que éstas sean muchas y variadas para que nosotros mismos nos enriquezcamos.
Que tu ámbito esté condicionado por tu máquina o, como mucho, por tu conexión a internet dice muy poco de tu disposición para disfrutar de cuerpo presente todas las posibilidades que ofrece la vida en toda su extensión. Habrá quien elija esta forma de coexistir, cada vez más, seguro.
Por eso me rebelo cada vez que alguien utiliza las nuevas tecnologías para atraer la atención de un niño pequeño mediante un vídeo, una música o una gracieta enlatada en un móvil. Y me alegra sobremanera cuando compruebo que ese mismo niño, haciendo caso omiso, se da la vuelta y, como con un desprecio, se refugia en el cuento de Pedro de Arruba, que viene de Cuba,  y el gordo Raimundo, imitando a la joven de Samoa, que, desde su canoa  (fsiu, fsiu), siembra de flores el mar.
Espero que, al menos tú y yo, sigamos teniendo la misma capacidad crítica para con dichas personas. No te engañes, las hay que corren el riesgo de que les suceda lo mismo pero, en lugar de con sus máquinas, con su pareja. No te encampanes, porque sé que tú no eres de ésas. Simplemente, me ha sugerido el tema la conversación de esta tarde sobre el equipo de rugbi.

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