jueves, 29 de diciembre de 2011

Mensaje navideño



Todos los años, por estas fechas, se prodigan los diferentes mensajes que los distintos responsables de las más variopintas administraciones públicas nos hacen llegar, se supone que para felicitarnos las fiestas pero se sabe que no es así por los contenidos, llenos de recomendaciones para nosotros, de justificaciones para sus acciones pasadas y de promesas para las futuras. Esto y los conciertos de Navidad consiguen ponerme de los nervios. Y no es ni porque escuche aquéllos ni porque asista a estos últimos. Pero ¿quién se creen que son? Hay que dar la vuelta a este asunto y ser nosotros quienes les hagamos llegar nuestro mensaje navideño.
"Primero, queremos que no vuelvan a organizar más conciertos navideños, al menos con nuestro dinero. Aunque nos gusten, nunca hay entradas disponibles y salen carísimos. Eliminen, por favor, también, además de sus mensajes navideños, todo acto cultural del que se envíen invitaciones a altos cargos de la administración y entreguen ese dinero a las organizaciones populares que se encargan de hacernos llegar la cultura de verdad a los ciudadanos. Preocúpense de que las obras públicas que ponen en marcha cuesten de verdad el importe por el que se presupuestaron. A nosotros, que somos sus jefes, nos sobran todas las inauguraciones.  Supriman de una vez las subvenciones que se entregan a la Iglesia Católica, Sindicatos y diversas organizaciones que viven a costa del Estado. Disuelvan definitivamente el Senado. Cierren todas las sociedades públicas creadas para alojar a montones de cargos vacíos de contenido pero con sueldos astronómicos. De paso, despidan a todos los altos cargos de la administración designados a dedo. Persigan hasta el infinito a los corruptos y evasores; hagan que devuelvan el dinero robado, localicen el dinero evadido y metan en la cárcel a todos ellos. Prohíbanse ustedes las comidas "de trabajo", los viajes y los gastos de representaciones varias y limítense a trabajar. Limiten también los gastos del ejército, de la guardia civil y de la policía nacional a lo estrictamente necesario, bloqueen sus inversiones.
Hagan que el ingreso por el Impuesto de Sociedades alcance realmente el 30% legal, acaben con las subvenciones que rebajan dicho porcentaje, con la que está cayendo, y pongan controles para que no se escondan beneficios.
Consigan que los ingresos de las cuotas de la Seguridad Social se destinen exclusivamente a sus fines, que vuelva a ser el fondo que era cuando se creó (sin pasar a los presupuestos generales). Todas las cuotas, empresariales y de los trabajadores son nomitativas y se puede y se debe llevar un control exhaustivo sobre las mismas.
No nos interesa el desglose detallado de los gastos de la familia real, sino su abolición,  y, por favor, mírense en el vídeo los señores diputados que aplaudieron durante tantos minutos en la sesión de investidura y explíquennos si lo hicieron porque son unos lameculos o porque no están de acuerdo con que la prensa recoja los chanchullos del yerno real.
Seguro que para casi todas estas actuaciones necesitarán una estructura judicial libre (y autónoma desde el punto de vista financiero), hagan que el presupuesto del Poder Judicial no dependa de los políticos y que se autogestione. Incluso, que designen directamente a todos los miembros de los distintos tribunales.
Restablezcan todos los controles para las administraciones públicas, que dichos controles sean verdaderamente independientes y que todos ustedes respondan de sus actuaciones. Están todos ahí para llevarnos las cosas y responder ante nosotros. Queremos que se haga bien.
No somos imbéciles y queremos que de una vez dejen de pensar que lo somos.
Felices navidades a aquéllos de ustedes que ni emiten ni aplauden los mensajes navideños; que ni se corrompen ni aplauden a quienes lo hacen; que nunca han comido o viajado o asistido a conciertos u otras actividades a nuestra costa. Y también a aquéllos de ustedes que estén dispuestos a que la Justicia y los controles sean independientes y a que todos respondan de verdad de sus actos, sin prescripciones."

martes, 27 de diciembre de 2011

Mi nieta


Cuando mi nieta favorita me llama por teléfono y me dice "agu, tengo un problemilla", sé positivamente que el que va a tener el problema dentro de diez segundos, que es lo que le cuesta a ella contármelo, voy a ser yo. Pero ella y yo lo sabemos, nos conocemos de sobra, nos queremos más todavía y, la mayoría de las veces, intentamos que no trascienda porque nadie entendería esa parte de nuestra relación. Ni el resto de las partes. Así que, después de asumir como mío el problema de turno, suelo decirle "vale, pero me jode y te haré una putada en cuanto pueda" y ella me dice que está de acuerdo y que me hará otra, también. O sea, que salgo perdiendo por partida doble. Para mí, ser abuelo es eso y lo llevo con dignidad. Eso no quita para que tengamos alguna que otra bronca monumentales pero, al cabo de dos o tres días sin hablarnos, terminamos fundidos en un abrazo y culpándonos el uno al otro del origen de nuestra bronca. Somos cabezones hasta el tuétano.
Ahora tenemos un problema común que no hemos generado ni ella ni yo. Un problema de relaciones personales de terceros, en el que no podemos intervenir, que nos está afectando intensamente y que a mí me hizo llorar el otro día delante de ella. Se comportó conmigo como no lo habría hecho una persona "mayor", y acertó plenamente con lo que mi atormentada cabeza necesitaba en esos momentos. Era lo más difícil y lo supo hacer.
Cosas de este tipo, aunque de otro orden, hacen que sepa que está ahí para lo que necesite, que a estas alturas de mi vida suele ser cariño y comprensión. Casi voy a decir compañía en lugar de comprensión porque, como ella me suele gritar cuando la cabreo con mis putas manías y torpezas, "¡¡¡no entiendo cómo eres así, no entiendo ni cómo te aguanto, es que no hay otro como tú, ¿no puedes ser normal, como todos?, aaahhh!!!". Así que comprensión ya sé que no me va a dar. Bueno, creo que lo podré soportar.