sábado, 17 de marzo de 2012

No nos engañan


Hacen sus campañas vendiéndonos la burra de que nos van a solucionar todos nuestros problemas. Y no les creemos, claro. Así que de ahí podríamos ahorrarnos un pastizal en el futuro.
Cuando llegan al poder, si sustituyen a otras tendencias, achacan a éstas la imposibilidad de cumplir con sus promesas, por la herencia recibida; demasiado negativa, demasiado costosa y demasiado escondida. Gracias a que llegaron ellas y levantaron la alfombra, podemos dar gracias a las diosas de la recuperación de la confianza de los Mercados, que éstos sí que son masculinos por no ser personas, y del resto del mundo. Otra mentira que nos lanzan al comedero y que, como todas las demás, sigue sin afectarnos.
Intentan convencernos de que viven a ras del suelo, como nosotras, y envían mensajes apocalípticos, vía "micros abiertos", para que nos vayamos enterando.
Y ya el sumun. Dicen actuar habiendo entendido el mensaje recibido a través de las urnas y representando el sentir de toda la ciudadanía.
Con esto último no puedo, poto en el comedero y me paso definitivamente al bebedero de alto grado. Una vez pedo perdida, me prometo mil veces no volver a hacerlo jamás, lo de escucharles, dedicarme sólo a mis cosas y ser feliz, aunque el futuro también sea masculino.

jueves, 8 de marzo de 2012

Vivir como personas


Dios creó al hombre y como vio que era bueno (y que no lo era el hecho de que estuviera solo), mientras dormía profundamente, de una costilla suya creó a la mujer. Casualmente, es ella la que se ve tentada por la serpiente y la que incita al hombre a cometer pecado.
Con un comienzo así, la mujer no necesita enemigos. Sus peores enemigos son quien dejó escrito algo parecido a lo anterior y quien lo patrimonializa como suyo, la Iglesia.
A partir de ahí, el objetivo principal es que la mujer desaparezca del contexto positivo de la Historia. Sí como apoyo, no como protagonista. Sí como actor pasivo, nunca como actor de iniciativa, activo.
- Buenos días. Vengo a presentarme para el trabajo que ofrecen, de secretaria.
El joven que atiende el mostrador le mira, levantando la cabeza, y, sorprendido, le contesta,
- Ya pero… hemos solicitado una mujer.
- Bueno, yo soy secretaria y estaría encantada de que, al menos me hicieran una prueba.
La persona que tiene delante el joven mide como uno ochenta, viste de manera informal, porta una barba de unos veinte centímetros de largo y se cubre la cabeza con una txapela consistente.
- A ver, espere un momento -se levanta y desaparece por el pasillo del fondo-.
- No te lo pierdas -dice, entrando en el despacho de su jefa-, hay un tío ahí fuera que dice que es "secretaria" y que estaría "encantada" de trabajar aquí -ha puesto un tonillo especial en las palabras secretaria y encantada-.
- ¿Un tío... tío?
- Sí, joder. Es como esa puerta y con una barba como Moisés. ¡La bomba!
- Hazle pasar.
- Pero, a ver… Es un tío y está "EN CAN TA DA". ¿qué es lo que no entiendes?
- No lo sé pero igual el que no entiendes eres tú. Hazle pasar.
- Vale. Pero yo ya te he advertido.
Sale, entre mosqueado y divertido, haciendo pasar al visitante.
- Buenas, le agradezco que me reciba.
- Hola, qué tal. Soy Amaia, la responsable de personal.
- Aritz, encantada, en realidad soy licenciada en económicas pero, tal como van los tiempos, he tenido que especializarme como secretaria. Hasta que mi empresa cerró, hace unos meses.
- Ya, tiene mucha necesidad, imagino.
- Pues sí. Mari Luz, mi pareja, también se quedó sin trabajo y tenemos dos hijas, Mikel y Nekane, que están estudiando, ya sabe.
- Sí, algo sé. Vamos a hacer una cosa, Aritz. Primero, tutearnos. Si me explicas por qué hablas en femenino, yo, mañana, te hago una prueba y hablamos más a fondo.
- Ah, perdón. La culpa la tiene mi abuela Aitor. Me inculcó desde pequeña que todas somos personas y que, como tal, debiéramos tratarnos. Al principio era como un juego. Y pasé mi crisis, no creas, en el instituto sobre todo. Gracias a que, también ella, me enseñó a ser yo misma y que los comentarios de las demás denotan lo que son, me hice fuerte y pasé de ellas. Decía también que en euskera no existe la diferencia de género y me aconsejaba que, aunque no lo hablara, pensara en euskera.
- Tu abuelo parece que era muy inteligente.
- Me enseñó muchas cosas. Sobre todo, a vivir y el respeto por todas las personas.
- Mañana nos vemos, Aritz. Perdona pero tengo una reunión ahora mismo.
- Tranquila, hasta mañana, pues, Amaia. Gracias.