Para una visión completa de los
hechos, falta el argumento principal con el que se aglutinan las acciones,
movimientos y personajes. Y sería el siguiente, tal como lo vemos desde fuera,
insisto.
El PP, con poder en varias
comunidades autónomas y ayuntamientos, contacta o es contactado por una trama
de empresas afines para negociar comisiones a cambio de concesiones de obras o
servicios públicos en dichas administraciones.
A esa forma de operar se le da
carácter de oficial, en B, por supuesto, y se nombra la persona adecuada para
dirigirla desde dentro, Luis Bárcenas.
Las empresas van recibiendo
concesiones, de acuerdo con el guión, y cumplen con la parte que les toca,
llevando en mano o en bolsa la parte correspondiente a Génova.
El guión incluye la apertura de
cuentas en paraísos fiscales para eludir el control desde instancias oficiales
y pasar desapercibidos delante del resto de partidos y de la justicia.
Hay una pregunta aún no
contestada, ¿es exclusivamente Bárcenas el titular de las cuentas millonarias que,
aún hoy, van apareciendo? Hay quien cree que no. Y será muy interesante llegar
a conocerlo.
El PP, siguiendo con el
argumentario posible y una vez que da por perdido su dinero, cree que puede
llevar todo esto al terreno de que un chorizo les ha engañado y utilizado, sin
ellos enterarse de nada, y pasa a estar encantado de que dicho personaje esté
entre rejas. Esto, a la parte de la cúpula del PP que no controla el bandidaje
organizado desde el partido y desde hace años, les mantiene relativamente tranquilos.
El resto confía en que no puedan aparecer documentos que les comprometan
personal o colectivamente.
Bárcenas, que según el argumento
se siente traicionado, recopila toda la documentación, la memoria y la mala
leche para decidir que hasta aquí hemos llegado, esto lo diseñasteis vosotros
en vuestro beneficio y, como veis que, de cualquier modo, vais a perder el
dinero, tal como están las cosas, me sacrificáis cual chivo expiatorio
convencidos de que os iréis pobres pero de rositas.
La salida que le queda a Rajoy es
afirmar oficialmente, en sede parlamentaria o desde presidencia de gobierno,
que él no ha cobrado nada mientras era ministro y que confiemos en él porque no
ha hecho nada de manera irregular.
La única salida digna que le
queda a Bárcenas, si el argumento expuesto es válido, es declarar ante el juez
la verdad y que el único beneficiario de las cuentas encontradas, aparte de los
que venían recibiendo sobresueldos, era el PP.
El problema es que uno de los dos
considera incompatibles ambas acciones.
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