Toros, montón y políticos corruptos.

A estas horas, quién no ha visto el vídeo del montón del encierro del día 13 en Pamplona. Ver y padecer la angustia que transmiten las caras de los protagonistas y la impotencia de los que intentan colaborar para que termine el infierno.
Quién no se ha fijado en el portón, a la izquierda de dichas caras, entreabierto al principio para que los forales puedan acceder, viniendo de no sé qué misión especial, que se les ha hecho tarde, y abierto del todo luego, cuando se les va de las manos a los de los guantes azules, que pretendían controlar la situación, "como siempre".
Llega un momento, a fuerza de repeticiones, que uno se olvida de que hay media docena de toros empujando el montón y se ven como una segunda causa de riesgo, cuando el encierro se basa en el peligro de correr delante de los toros, precisamente.
La ciudadanía se encuentra en la misma situación, asfixiada por los recortes de todo tipo, con caras de auténtico pánico, mirándose unos a otros, preguntándose qué podemos hacer con la mirada y esperando que suceda algo, además del paso del tiempo, que los saque del "montón" que nadie sabe cómo se ha originado.
Pero nadie, o muy pocos, se preocupa de la verdadera causa de sus males, del origen de los recortes, que son los seis toros que siguen apretando con la única idea de encontrar una salida que los saque de rositas de la situación. Toros con nombres y apellidos que se han llevado crudo, a través de comisiones pagadas por empresarios a cambio de adjudicaciones fraudulentas, el dinero cuya falta ahora mismo nos ahoga y asfixia.
Porque no perdamos de vista que dichas comisiones han incrementado el precio que pagamos por las obras o servicios que nuestras administraciones públicas han venido adjudicando a dichos empresarios, dejando vacía la caja.
El encierro es así siempre, toros detrás de corredores. La vida pública, también, políticos corruptos contra ciudadanos honrados. Y en ambos casos hay que vigilar permanentemente que el portón esté en su sitio para que no se produzca la tragedia.