jueves, 11 de julio de 2013

Así lo vemos nosotros

Cuando se sobreseyó el caso Bárcenas, por el juez Pedreira, en el PP respiraron aliviados,  y siguieron con lo suyo, es decir, pensar que tenían todo controlado.
Cuando, a los meses, se reabre el caso volviendo a imputar al extesorero, y se publican después los famosos papeles de Bárcenas (fotocopias), que incluyen aportaciones de empresarios y pagos a políticos de la cúpula del PP, el o la estratega de dicho partido decide que el camino debe ser el "no me consta", con el que nos machacaron Floriano y compañía durante días. Previamente, habían negado la autenticidad de los papeles y la misma existencia de Luis Bárcenas, al que ni se le nombraba, reiterando que en su día pudo haber pasado por allí pero que tampoco había constancia.
Luego nos enteramos de que sí había constancias varias, despacho con enseres, secretaria, chófer y abogados, además de contrato y cotización a la Seguridad Social hasta enero de este mismo año, 2013. Para Cospedal, se trataba del famoso finiquito diferido en trabalenguas que, por cierto, la perseguirá mientras viva. Para el resto de los mortales, la constatación de que Bárcenas hacía malabarismos con un montón de pelotas con el sello del PP.
Al ser Bárcenas encarcelado, también en diferido, se publica y se entrega en la Audiencia el original de los famosos papeles, que recogen pagos al presidente Rajoy cuando era ministro de Aznar.
En esta ocasión, el o la estratega del PP decide que el camino a seguir es que todo el mundo defienda expresamente la honorabilidad de su presidente.
Pero lo que vemos los demás es que una cuadrilla de gente de dudosa honorabilidad pone la mano en el fuego por Rajoy, sólo, porque le va el sobresueldo en ello.

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