jueves, 3 de marzo de 2011

Oremus

No se le ve a Rouco Varela muy por las nuevas tecnologías que digamos. Bueno, no quiero exagerar, quizás lo que no ve con buenos ojos es la realidad virtual y esos demonios que invaden las mentes de tanto joven dejado de la mano de sus padres (que no de la de Dios), y que se van a perder irremisiblemente para las misas de los domingos y las catequesis preparatorias de las primeras comuniones, virtuales, por cierto, también, por culpa de esas máquinas creafrikis inventadas por otros frikisatanes.
Pero no nos engañemos. No todas las personas son igualmente permisivas. Las hay que, como Rouco, detrás de internet y las redes sociales sólo ven peligros y calamidades que no van a poder controlar y que se les van a devorar a sus hijos, sin que ellas puedan hacer nada por evitarlo. Pero éstas ven amenazas por todas partes, en la cuadrilla del colegio, en el tabaco, en el alcohol, en las drogas, en las salidas de los sábados y domingos, en el sexo... Y solucionan todo con el típico cordón umbilical, que creen que va a durar toda la vida. Se suelen llevar una sorpresa, como Rouco, en cuanto sus hijos llegan a la mayoría de edad.
Otra cosa es la alegría inconsciente con la que jóvenes de menos de 15 años publican fotos, datos e identidades que forman parte de su intimidad, sin ningún control sobre el público al que van a llegar ni el uso que van a hacer de ello. Pero claro, eso exige un esfuerzo y una dedicación, por parte de padres y madres, cuya alternativa más cómoda es el cordón umbilical. Pues eso. Oremus.

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