sábado, 5 de marzo de 2011

La importancia del tiempo

Llevaba el abuelo dos semanas dando vueltas a una especie de reloj de arena, que tiene, como si fuera agua, un líquido transparente y unos polvillos negros que cuando están arriba le das la vuelta y suben de nuevo, poco a poco, al habitáculo superior. Está desesperado con él. Se lo lleva al cuarto de estar, lo trae a la cocina, le da la vuelta ni se sabe cuántas veces al día y no hace más que gruñir, "¡¡JODER, OTRA VEZ!!" y le vuelve a dar la vuelta entre tacos y mala leche. "¿Qué te pasa con ese aparato?", le pregunté el otro día. "¡Que no hay manera de saber cuánto tiempo cuenta!, lo pongo, lo miro durante un rato, pero tarda tanto que siempre hay algo que me despista y no consigo saber el tiempo que mide. Cuando lo vuelvo a mirar ya está todo el polvillo negro arriba. Me está volviendo loco."
Así que ayer me sorprendió cuando le vi que lo metía en un armario y le dije si lo había conseguido. "No, pero desde que vino mi nieta el domingo ya tengo claro lo que pasa. Intentó ella controlar el tiempo que pasa mientras sube el polvillo y también le fue imposible. ¿Sabes qué? Estuvimos haciendo cosas todo el rato y nos olvidamos del aparatejo. Esa es la clave. Para nosotros, al menos para ella y para mi, es más importante aprovechar el tiempo que contarlo." Y salió a jugar con el perro.

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