martes, 8 de marzo de 2011

Momentos especiales

Algunos abuelos estamos muy abuelos y, cuando los nietos nos dedican su tiempo sin más, porque están agusto, podemos llegar a emocionarnos, normalmente, sin que trascienda, o sea, íntimamente. Luego, no se suele contar a terceros para no transgredir las normas sociales no escritas y no herir susceptibilidades, sobre todo del entorno más próximo a la nietada, padres, otros nietos  y así.
Todo el que me conoce sabe de mi afición endémica a la transgresión indiscriminada de toda norma social no escrita, que son las normas sociales que nunca deberían haberse inventado, y si se hizo fue para no incomodar conciencias de papel de fumar, que, a su vez, tampoco debieran existir.
Bueno, pues, ayer me sucedió (lo de emocionarme) mientras comía con mi nieta favorita, tras haber pasado la mañana con ella, mirando muebles, comprando artículos domésticos, hablando de nuestras cosas, las suyas y las mías, en los traslados y preparando la comida que compartíamos. "¿Por qué te frotas tanto siempre los ojos?", "Jodé, porque me lloran mucho". Ella había roto el paréntesis demasiado largo que se había creado por mi momento de debilidad y yo terminé confesando, después, con palabras torpes, como siempre, lo que me había sucedido.
No quise, no quiero nunca con ella, guardarme mis sentimientos porque nuestra relación es abierta y está basada en la transparencia de ambos, que, a su vez, tiene su origen en una sintonía, extrañamente fina, de nuestras maneras de ser ("manías" incluidas) y, lógicamente, en el tiempo que nos dedicamos porque disfrutamos.
No estoy dispuesto a que me suceda con ella lo que con otras personas, con las que me he perdido (la pérdida ha sido mutua) largas conversaciones, por un falso respeto de su espacio más íntimo o por miedo a que, en aplicación de las normas sociales no escritas, llegaran a tergiversar mis intenciones.
Mi compromiso con la transgresión, ahora, ya es público y publicitado e incluye la recuperación de dichas conversaciones, para que, en lo posible, no sean definitivamente perdidas sino pospuestas.

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